Constelaciones
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APARIENCIAS Y REALIDADESEstas agrupaciones se presentan en los mapas estelares antiguos como figuras o dibujos geométricos para su más fácil identificación. Están ilustradas con orientación hacia el norte y sus figuras son históricamente permanentes, aunque sus estrellas se mueven en el espacio y están tan lejanas y separadas entre sí que, no obstante el transcurso de los siglos, nos parecen fijas engastadas en la esfera celeste, a diferencia del sol, la luna y los planetas, tan inmediatamente cercanos que podemos advertir su movimiento por las constelaciones zodiacales entre las que se desplazan en periodos tan cortos, como días o semanas.
Desde nuestra posición y tiempo en que vivimos configuramos las constelaciones y sus estrellas como si estuvieran “fijas” y engastadas en la esfera celeste, ilusión finita del espacio abierto y profundo del cosmos.
En efecto, las estrellas se encuentran en el espacio a diferentes distancias entre ellas y en relación a nuestra propia estrella, el Sol. Si cambiáramos de posición en la Galaxia, de la cual formamos parte, las estrellas estarían de otra manera dispuestas y configuradas, brillando con diferentes magnitudes, tanto más cuanto más lejano nos internemos en las profundidades del espacio galáctico. |
Las estrellas de Orion, vistas desde nuestra posición en el Sistema Solar, se encuentran en realidad muy separadas entre sí en el espacio, a diferentes distancias y con otras magnitudes, si se pudieran observar desde otros lugares de nuestra Galaxia.
Entre más lejanas estén las estrellas de una misma constelación, mayores diferencias tendrá el aspecto del cielo observado desde un hipotéticos planeta de las mismas. Por ejemplo: Sirio del Can Mayor, la más brillante estrella en nuestro cielo, (a 8.6 años luz de distancia), observado desde la vecina Rigel (a 777 a-l), sería una estrellita insignificante perdida junto con el sol en dirección a la constelación de Ofiuco y esta última a su vez, vista de Canopus (a 314 a-l) seguiría siendo brillante pero desplazada a la constelación de Lira.
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HISTORIA DE LAS CONSTELACIONESLa observación de las constelaciones, al igual que las estrellas que las configuran, es tan antigua como la civilización. Cada pueblo o cada lengua agrupaban a las estrellas de manera independiente, asociadas a figuras o personajes alegóricos con sus respectivas leyendas. Algunas de estas agrupaciones son tan antiguas como las culturas mesopotámicas y egipcias.
Claudio Tolomeo, astrónomo de Alejandría en el siglo II d.C., catalogó y describió 48 constelaciones en su obra el Almagesto, basado en el catálogo de estrellas de su predecesor Hiparco de Rodas. Almagesto es el nombre árabe del tratado astronómico Hè megalè syntaxis, (“composición matemática”’, en español), que significó la mayor y más consultada referencia astronómica de la que dispuso la ciencia por los siguientes 1400 años. En el trascurso de los siglos siguientes, especialmente en la época de las exploraciones en los mares del sur, a partir del siglo XV, se incluyeron algunas constelaciones menos extensas, o poco brillantes. |
Fueron bautizadas y cartografiadas al capricho de los astrónomos y las novedades o invenciones de la época, en especial aquellas del hemisferio sur poco vistas, o totalmente invisibles en los cielos de Europa (Microscopio, Grulla, Tucán, Escultor, Indio. Hornillo, Reloj, Retículo, Camaleón, Ave del Paraíso, etc.), incluyendo la Cruz del Sur que se encuentra siempre debajo del horizonte para aquellos observadores situados al norte de la latitud 30º Norte.
A la lista de constelaciones también se agregaron otras tantas, nombradas para halagar a monarcas y personajes famosos, (El Arpa de Jorge, La Encina de Carlos, el Toro de Poniatowski, el Cetro de Brandeburgo, etc), tantas que la Unión Astronómica Internacional en 1922 oficializó con sus nombres en latín únicamente 88 constelaciones, entre las que figuran algunas más antiguas y destacadas, como Dragón, Osa Mayor, Hidra, Hércules, Escorpión, etc., hasta otras menos brillantes e inconspicuas (Sextante, Flecha, Zorra, Lagarto, Dorado, etc.). Gracias a nuestra posición latitudinal cerca del ecuador terrestre gozamos en Nicaragua el privilegio de observar casi todas ellas, con la excepción de Octante, situada en el polo sur celeste y otras más pequeñas que la circunscriben como Camaleón, Ave del Paraíso y Mesa situadas a ras del horizonte sur, por donde asoman por breve tiempo. |
Dos imágenes de la constelación de Orión.
1. Fotografía a color de la constelación, con estrellas telescópicas en el trasfondo. (astromadness.co.uk) 2. Grabado de Uranometría de Bayer (1603), inspirado en la mitología clásica. (U.S. Naval Observatory Library) |
Orión y el templo de Chichen Itzá. (Stéphane Guisard).
Las culturas indígenas del continente americano tuvieron, (y aún conservan), representaciones estelares en sus respectivas lenguas y creencias míticas, tales como los antiguos mayas, incas y aztecas, al igual que los actuales indígenas del suroeste de los Estados Unidos, o del Amazonas.
En la lengua náhuatl, que hablaban tanto los aztecas como los nicaraos que poblaron el istmo de Rivas y otros grupos nahuatlatos en Managua y Chinandega, encontramos nombres de constelaciones con el prefijo Citlalli, que significa estrella. Como ejemplos citamos las siguientes: Citlatianquixtli “el mercado”, (Las Pléyades); Citlalcólotl “el Escorpión”; Citlaltachtli “la cancha del juego de pelota”, (Los Gemelos); Citlatlmamahuaztli “las astillas para sacar fuego”, (Casiopea); Citlalozomatli “el mono”; Citlalcóatl “la serpiente”, etc. |
Las Pléyades cubren un espacio equivalente a dos lunas llenas. Son mucho más estrellas cuando vistas con binoculares y telescopios. (Stellarium).
Un asterismo llamativo y comúnmente observado en las noches de verano son las Pléyades, antes citadas. Son mencionadas en la Biblia, La Odisea, el Popol Vuh, etc. Se localizan en la constelación del Toro. El nombre significa en griego “estrellas para navegar”, pues aparecían en los cielos mediterráneos en la época de los vientos favorables para la navegación. En nuestra lengua vernácula son llamadas “Siete Cabritas”, aunque una vista normal sólo alcanza a contar seis. Entre las culturas indígenas este grupito tiene sus propios nombres, como Pupuwita, “las estrellas guías” en miskito; Kalpas, “la huella del pie” de los mayangnas y Karru en la antigua lengua ulúa-matagalpa.
Un viejo refrán popular contaba al respecto:
Cuatro son las Tres Marías, Cinco los Cuatro Elementos, Ocho las Siete que brillan, Once los Diez Mandamientos. Por otra parte, los llamados “Ojitos de Santa Lucia” son un par de estrellas de 4ª magnitud muy cercanas entre si, junto a la estrella Aldebarán del Toro. Forman parte del grupo denominado Híades. Aldebarán en árabe ‘significa “la seguidora” (de las Pléyades). |
MAPAS Y FIGURAS ESTELARESFigura completa de la constelación Osa Mayor, más conocida por el asterismo que forman las siete estrellas brillantes situadas en las ancas y la cola, excesivamente alargada, del animal. (Stellarium).
En los mapas estelares cada constelación está enmarcada en espacios definidos por límites geométricos, trazados en sentido de norte a sur y de oeste a este. Los espacios encierran estrellas desde las más brillantes hasta las más débiles, de las más cercanas a las más lejanas, según son vistas desde la Tierra, (y por ende en cualquier lugar del sistema planetario).
Para facilitar su observación, es común en los mapas estelares enlazar con líneas imaginarias las principales o más brillantes estrellas en figuras llamadas asterismos y no esperar necesariamente que las constelaciones presenten alguna similitud con los nombres a ellas aplicadas, salvo en algunos pocos casos como la Cruz del Sur, Escorpión y el Triángulo Austral. Estas figuras imaginarias y sus nombres varían de una cultura a otra según la imaginación de sus pueblos. En la Nicaragua rural, por ejemplo, se conoce a Orión como “El Arado” y las Pléyades, como “Siete Cabritas”. La Osa Mayor es para los angloparlantes la “Big Dipper”, traducido como el “Gran Cucharón”.
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Las Híades con Aldebarán del Toro simulan el pequeño cráneo de un ciervo, suspendido de la piel, tendida entre las estrellas de Orión en un extremo y el grupo de las Pléyades en el otro. El conjunto es llamado “El Cuerito de Venado” por nuestros campesinos.
Esta imagen está orientada cuando ambas constelaciones bajan por el occidente, con las Pléyades, próximas al horizonte en las primeras horas de la noche de Abril. |
Por lo general, las constelaciones de la esfera celeste son todas visibles sobre el horizonte únicamente en el ecuador terrestre. Los países tropicales pueden observar casi la totalidad de ellas, pero a medida que el observador se interna en el hemisferio terrestre donde habita, el número de constelaciones situadas en el hemisferio opuesto dejan de ser visibles. A manera de ejemplo, la Osa Mayor es circumpolar (siempre visible) en el norte de Estados Unidos y los países de Europa, donde por otra parte es imposible observar la Cruz del Sur. A la inversa, esta constelación es circumpolar al sur de Argentina, pero no la Osa Mayor cuya presencia esta siempre debajo del horizonte en ese país austral.
Posiciones de la Osa Mayor durante las cuatro estaciones del año, describiendo un círculo completo sobre el horizonte alrededor de la Estrella Polar, vista como constelación circumpolar al partir de la latitud 40º al Norte. En el otro hemisferio brilla la Cruz del Sur que es circumpolar a partir de la latitud 35º al Sur.
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Constelaciones del Hemisferio Norte Celeste
Constelaciones del Hemisferio Sur Celeste
Constelaciones de Marzo
En los mapas estelares las constelaciones claramente visibles en este mes, (reproducidos de Espacio Profundo.com.arg), están demarcadas por líneas, a la escala del mejor acomodo en relación a los textos que las acompañan. Se presentan con el norte hacia arriba, con las estrellas más notables unidas por líneas azules para su fácil identificación en el cielo.
En cada mapa se han señalado otros objetos, como nebulosas y galaxias lejanas catalogadas en el New General Catalogue of Nebulae and Clusters of Stars, (abreviado NGC), así como otros objetos de aspecto difuso, tal como los vio a través de los instrumentos de su época, catalogó y enumeró, el astrónomo francés Charles Messier en 1771, (marcados en los mapas con una M seguida por un número), con el objeto de diferenciarlos de los cometas y cuya identidad no estaba entonces debidamente esclarecida. Los objetos Messier son 114, algunos distinguibles a simple vista, o por medio de binoculares y pequeños telescopios. |
Por otra parte, los dibujos que acompañan a los respectivos mapas son las imágenes de Johannes Hevelius, astrónomo y cartógrafo polaco, publicadas en su atlas de 1690, aquí reproducidas por razones más artísticas que astronómicas. El primer astrónomo real John Flamsteed también publicó imágenes de las constelaciones en 1753.
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LEO
Esta constelación zodiacal es recorrida por el sol en su curso anual aparente (la eclíptica) entre la segunda quincena desde mediados de Agosto hasta Septiembre. Su estrella principal (Régulo), es de 1ª magnitud, y se encuentra en el cenit de nuestra latitud alrededor de las 10 pm a mediados de Marzo. Ocasionalmente es ocultado por la luna.
El nombre griego de Régulo es Basiliscus. o “pequeño rey”. Los árabes lo bautizaron como Kalb al Asad (el corazón del León). Durante la edad media se le conoció Regulus (reyezuelo), pues según los |
astrólogos de aquella época pronosticaba el nacimiento de un príncipe.
Esta estrella se encuentra a unos 80 años-luz. Su diámetro es 3.5 más largo que el sol; rota rapidísimamente en 16 horas, lo que se traduce por un globo más oblongo que redondo. Como figura estelar del León con sus estrellas delanteras simulan la forma de una hoz, con Régulo en el extremo del mango. El resto hacia el presenta otras tres estrellas forman un triangulo isósceles con Denébola (“la cola del león”) en el extremo oriental. |
En la mitología clásica la constelación representa al León de Nemea que tenía una piel impenetrable a las flechas y lanzas. Fue estrangulado y muerto por Hércules en una lucha cuerpo a cuerpo, quien removió una de sus garras para quitarle la piel y utilizarla como protección.
La constelación fue reconocido por las tribus mesopotámicas desde hace 4,000 años cuando su posición coincidía con el solsticio de verano, época en que se iniciaban los calores más sofocates y los leones buscaban la orilla de los ríos Eufrates y Tigris cerca de las poblaciones.
La constelación fue reconocido por las tribus mesopotámicas desde hace 4,000 años cuando su posición coincidía con el solsticio de verano, época en que se iniciaban los calores más sofocates y los leones buscaban la orilla de los ríos Eufrates y Tigris cerca de las poblaciones.
CANIS MAJOR (CAN MAYOR)
Esta constelación sigue a Orión y está conformada por estrellas de 2ª y 3ª magnitud, con excepción de la refulgente Sirio, (Sirius, α Canis Majoris), que encabeza la lista de las estrellas de 1ª magnitud y de todas las que son visibles a simple vista en la esfera celeste. Contemplada a través de pequeños telescopios despide fulgores como si fuese un diamante prendido en la oscuridad de la noche.
Sirio es una palabra griega que significa “calcinante”, o “ardiente”, porque sus apariciones matutinas coincidían con la época del más intenso calor del verano en el Mediterráneo. Su nombre árabe medieval es Alhabor, (“la cabeza del perro”), por su posición en la figura de la constelación.
El excepcional brillo de Sirio se debe a que es 33 veces más luminosa que el sol y se encuentra muy cerca, a 8.6 años luz, siendo después de Alfa del Centauro, situada a la mitad de esa distancia, la segunda estrella visible a simple vista más cercana a nuestro sol.
Sirio es una palabra griega que significa “calcinante”, o “ardiente”, porque sus apariciones matutinas coincidían con la época del más intenso calor del verano en el Mediterráneo. Su nombre árabe medieval es Alhabor, (“la cabeza del perro”), por su posición en la figura de la constelación.
El excepcional brillo de Sirio se debe a que es 33 veces más luminosa que el sol y se encuentra muy cerca, a 8.6 años luz, siendo después de Alfa del Centauro, situada a la mitad de esa distancia, la segunda estrella visible a simple vista más cercana a nuestro sol.
Sirio es una estrella doble, pues tiene una compañera, (denominada Sirius B), que la circunda cada 50 años a una distancia comparable a la que existe entre nuestro sol y Urano. Esta distancia medida desde la tierra es insignificante, tanto que es muy difícil ver a Sirius B, aun en telescopios mayores, por encontrarse sumida entre los fulgores de la estrella principal (Sirius A). Sirius B es una estrella de las denominadas enanas blancas: es del tamaño de la Tierra, con una masa semejante a la del sol. Su densidad es tal que una cucharada de su materia pesa varias toneladas.
Tamaños y brillos comparativos entre Sirius A y Sirius B.
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Entre otras estrellas del Can Mayor se encuentran otras de 2ª magnitud, que forman un pequeño triangulo al sur de Sirio, llamadas Adhara, Wezen y Aludra, (ε, δ, η Canis Majoris, respectivamente). La primera es la más brillante en la categoría de su magnitud. Todas ellas son Las tres son luminosas pero están muy lejos de nosotros. Otras como Mirzam y Furud, (β y ζ Canis Majoris), son de 2ª y 3ª magnitud.
Entre los objetos difusos se encuentran M 41, a 4º al sur de Sirio; un cúmulo abierto con 77 estrellas de 7ª magnitud situado a 2,300 años-luz, fácilmente localizable con binoculares, y GNC 2362, otro cúmulo cerca de Wezen pero más compacto, también observable con binoculares.
El cúmulo abierto Messier 41 en el Can Mayor, respaldado por miles de estrellas de la Vía Láctea. (F.Spenak).
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Can Menor es una constelación pequeña situada al este de Orión y norte de Sirio, con dos estrellas formando un par, como Póllux-Castor, de los Gemelos; siendo en este caso la principal Proción (Procyon, α Canis Minoris) de 1ª magnitud, junto con Gomeisa (β Canis Majoris) de 3ª.
Proción, Sirio y Betelgeuse forman un triángulo brillante, encerrado a Monoceros, el Unicornio, de estrellas menos notables. Proción dista 11 años-luz. Su nombre en latín se traduce como “antes del Perro”’ porque en las latitudes mediterráneas su salida precede al orto de Sirio, lo contrario de lo observado desde nuestra latitud. Can Menor y las estrellas
vecinas. (Ilustración adaptada, Stellarium) |
GEMINI, LOS GEMELOS
La constelación zodiacal de los Gemelos (Gemini) se encuentra opuesta al sol en el mes de Febrero, siendo visible a lo largo de la noche desde su salida en el horizonte este-noreste (E-NE) a la puesta del sol, hasta su ocaso por el oeste-noroeste (O-NO) al terminar el alba. La línea roja discontinua en el mapa es la eclíptica o trayectoria aparente del sol entre el 21 de Junio y el 22 de Julio, época cuando los Gemelos desaparecen bajo la luz del sol detrás del cual se esconden.
Sus dos estrellas principales: Póllux y Cástor, (β y α Geminorum), están separadas por 4.5º según lo medimos desde la Tierra, aunque la separación real en el espacio es de 18 años-luz entre ambas, correspondiendo a Póllux un distancia de 33 años-luz y a Cástor 52 a-l. La magnitud aparente de ambas es 1.15 y 1.56 respectivamente, poca diferencia que sin embargo hace de Póllux una estrella de primera magnitud mientras Cástor es de segunda, siendo esta una de las más brillantes en su escala de brillo.
Sus dos estrellas principales: Póllux y Cástor, (β y α Geminorum), están separadas por 4.5º según lo medimos desde la Tierra, aunque la separación real en el espacio es de 18 años-luz entre ambas, correspondiendo a Póllux un distancia de 33 años-luz y a Cástor 52 a-l. La magnitud aparente de ambas es 1.15 y 1.56 respectivamente, poca diferencia que sin embargo hace de Póllux una estrella de primera magnitud mientras Cástor es de segunda, siendo esta una de las más brillantes en su escala de brillo.
Cuando se observa a Cástor con un telescopio de moderado aumento se nota que se trata de una estrella doble, (A y B). Una tercera, (C), aún más difícil de percibir, forma parte del conjunto. Las tres estrellas a su vez son dobles cuando analizadas en el espectroscopio, resultando al final que Cástor es una estrella séxtuple.
Tamaño de las estrellas del sistema séxtuple de Cástor, comparadas con nuestro sol. (The people’s Guide to the Cosmos). |
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AURIGA (COCHERO)
Al norte de Orión se encuentra la constelación de Auriga, el Cochero, cuyas más brillantes estrellas forman una especie de pentágono en cuyos vértices figuran Capella (α Aurigae); Menkalinan (β Aurigae); Mahasim (Aurigae); Hassaleh ( Aurigae); y El Nath (β Tauri), esta última en el límite con Taurus, en el extremo de uno de sus cuernos.
Esta es una constelación muy antigua. Según la mitología griega representa al héroe Erichthonius de Atenas, supuestamente el inventor de la cuadriga, carruaje tirado por cuatro caballos adiestrados, muy usado en los campos de batalla, llegando el inventor a ser rey de los atenienses. Su coche lo construyó similar al carruaje del sol. Impresionado por la obra, Zeus lo puso entre las constelaciones. En la figura, el Cochero casi siempre aparece sentado, sosteniendo las riendas con el brazo derecho; y cargando sobre su hombro izquierdo a una cabra y dos cabritos en su regazo. Por su parte Capella representa a la cabra Amaltea, asociada con el infante Zeus, a quien amamantaba con su propia leche. |
Capella se destaca como la estrella más notable de la constelación; es de color anaranjada y de 1ª magnitud; es la segunda en brillo en cielo de Febrero, después de Sirio. Su nombre árabe es Alhajoth equivalente a Capella. La estrella es casi del mismo tipo y color del sol, aunque más joven, con un diámetro 12 veces mayor que este. Se encuentra a 43 años-luz, distancia desde donde nuestro sol sería casi imperceptible a simple vista.
Junto a Capella se distinguen tres estrellas de tercera magnitud: ε ζ η (épsilon, zeta y eta Aurigae), colectivamente denominados Haedi, o “los Cabritos”. Épsilon o Maaz resulta ser una estrella gigante variable, pasando de la 3ª a la 4ª magnitud durante dos años, (los más recientes entre 2009 y 2011), a causa de una masa oscura que la órbita y eclipsa al circular a su alrededor cada 27 años. La estrella es unas 200 veces más grande y 38,000 más luminosa que el sol, a una distancia de 2,000 años-luz aproximadamente. |
La Vía Láctea se extiende en el trasfondo de la constelación, ribeteada por tres cúmulos abiertos del grupo Messier, (M36, M37 y M38), magníficos objetos en el límite de la visibilidad a simple ojo, aunque fácilmente observables con binoculares. Los cúmulos M37 y M38 son los más brillantes de Auriga. (Spenak). M37 contiene unas 200 estrellas y se encuentra a 4,500 años-luz. M38 con unas 100 estrellas dista 3,400 a-l. |
Épsilon Aurigae, una estrella variable eclipsada por una nube oscura. . (earthsky.org)
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Cúmulos Abiertos en la Constelación de Auriga
TAURUS (TORO)
Al noroeste de Orión se encuentra la vecina constelación zodiacal Taurus, el Toro, que según versión de la mitología clásica fue la figura adoptada por Zeus para raptar y seducir a la ninfa Europa y conducirla a otro continente.
Presenta como estrella principal la estrella Aldebarán (α Tauri), estrella anaranjada de 1ª magnitud, cuyo nombre arábigo se traduce como “la Seguidora’’, porque se encuentra al este del grupo de las Pléyades que la preceden en el movimiento por la esfera celeste. Por su posición en la figura de la constelación también se la conoce como ‘’El Ojo del Toro’’. Aldebarán es una gigante anaranjada 425 veces más luminosa que el sol, situada a 65 años-luz. Junto a ella se observan las Hiades, o Hyades, un cúmulo abierto de estrellas distante 155 años-luz; forman una especie de V en uno de cuyos extremos brilla Aldebarán. Prolongando esta V hacia el noreste se localizan β y ζ Tauri, los “cuernos del Toro”; (ver mapa adjunto). La primera, de 2ª magnitud (Elnath), es una de las cinco estrellas que completan el pentágono de Auriga. Fácil método de observar Tauro y sus estrellas,
a partir del Cinturón de Orión. La estrella Aldebarán, junto al grupo de las Hiades, (Hyades) y el más compacto cúmulo de las Pléyades en el extremo de la fotografía.
Las Pléyades (Messier 45), están a 440 años-luz. Son estrellas jóvenes, no mayores de 100 millones de años de edad, cubiertas por un velo de polvo cósmico a través del cual filtran su luz.
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Este atractivo grupo estelar es muy comúnmente observado, incluso mencionado en la Biblia, La Ilíada y el Popol Vuh. En nuestra latitud son visibles en la bóveda celeste desde las tempranas horas de la noche, durante los meses de de verano.
Conforman un singular conjunto de estrellas de 3ª, 4ª y 5ª magnitud que atraen de inmediato la mirada del observador por lo compacto de la agrupación con siete estrellas principales, (llamadas popularmente “Siete Cabritas’’, (“Seven Sisters” en inglés), cuyos nombres griegos originales son: Pleione, Atlas, Alcyone, Merope, Maia, Electra y Taygeta. Las dos primeras representan a los padres de las restantes mencionadas, a las que hay que agregar Celaena y Asterope que están fuera del alcance visual del observador. Vistas a través de binoculares su número se multiplica. Tamaños comparativos de las Pléyades con la luna creciente.
Las siete primeras estrellas de la agrupación mencionada son discernibles a ojo desnudo excepto Merope, sólo detectada por ojos de mucha agudeza, aunque según el relato mitológico esta se ocultó de la visita del hombre avergonzada por haberse casado con un mortal, a diferencia de sus otras hermanas amadas por los dioses.
Sin embargo, al comparar los brillos de las siete estrellas, se nota claramente que Pleione, no Merope, es la Pléyade invisible. Totalizan el grupo unas 500, las de menores magnitudes visibles con binoculares y telescopios menores. |
Las Hyades (NASA).
Primas de las Pléyades eran las Híadas, (Hyades) ninfas hijas de Hyas, cuya muerte las condolió tanto que lloraron incesantes hasta morir. Conmovido Zeus las convirtió en estrellas y las ubicó también en la constelación del Toro. Sus lágrimas fueron transformadas en lluvia.
A diferencia de las Pléyades, forman un grupo estelar abierto, con estrellas de 3ª y 4ª magnitud, que viajan paralelas en el espacio. Próxima a Aldebarán se localiza un par de estrellitas muy juntas, azul y amarilla, (θ Tauri 1 y 2), que con el nombre popular de ‘’Ojitos de Santa Lucia’’ las buscan nuestros campesinos para probar la agudeza de la vista. En 1504 apareció repentinamente una estrella de brillo excepcional, observada y descrita por astrónomos chinos antes de desaparecer. Era una “supernova’’, producto de la violenta explosión de una densa estrella moribunda. Este tipo de estrellas liberan una enorme cantidad de energía tras un proceso expulsión de gases principalmente, que se expanden a razón de unos 1,500 km por segundo, de tal manera que la suprema explosión aún continua y puede ser observada a enormes distancias, (6,500 años-luz en este caso). Como remanente de esta explosión la estrella original se contrajo hasta quedar reducida en el centro a una superdensa estrella de neutrones, de escasos kilometros de diámetro, la cual emite radiaciones gamma y rayos x a través de continuas, frecuentes y rápidas pulsaciones. Este es el origen de la llamada Nebulosa Cangrejo (catalogada como Messier 1 o M1) por el aspecto radiado y filamentoso de sus proyecciones expulsadas al espacio inmediato. La M1 se localiza ubica cerca de ζ Tauri, en el cuerno derecho del Toro. Puede ser observada como una mancha difusa con pequeños telescopios, pero mejor vistas en las imágenes tomadas a través de mayores instrumentos, auxiliados por fotografías de larga exposición. La nebulosa Cangrejo (Messier 1).
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ORIONEn una de sus aventuras Orión perseguía a las Pléyades, ninfas descendientes de Atlas y Pleione, que en forma de palomas fueron protegidas por Zeus, convirtiéndolas en estrellas y ubicándolas en la constelación del Toro, que trata de embestir a Orión con sus punzantes cuernos en defensa de las Pléyades. (Ilustración del Atlas Celeste de John Flamsteed, 1776).
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Orión, el personaje principal, era un gigante dedicado a la cacería en los bosques de Beocia, que llegó a proclamarse mejor que Artemisa (Diana) en ese oficio. La diosa cazadora disgustada por la osadía de Orión acudió a Zeus, quien envió un escorpión que picó y mató a Orión. Arrepentida y compadecida por la muerte del héroe, Artemisa solicitó al dios del Olimpo que colocara a Orión entre las estrellas. Por esa razón la constelación de Orión se oculta tras el horizonte cuando su rival el Escorpión emerge en el lado opuesto de la bóveda celeste.
La constelación de Orión es la más atractiva del firmamento por sus brillantes estrellas y su peculiar configuración. También es la más fácil de reconocer, pues a causa de su posición sobre el ecuador celeste es visible desde cualquier lugar del planeta, salvo en las inmediaciones de ambos polos, donde es parcialmente visible sobre el horizonte durante las largas noches de oscuridad que caracterizan a dichos lugares.
Como rasgo distintivo la constelación presenta tres estrellas de similar magnitud, alineadas en el centro, formando el ‘’Cinto de Orión’’, o “Las Tres Marías’’ en nuestro idioma vernáculo. Estas a su vez están encuadradas por cuatro estrellas dispuestas en un rectángulo: Rigel y Betelgeuse, (de 1ª magnitud), ocupan dos de los extremos opuestos que enmarcan a las anteriores, con Bellatrix y Saiph, (de 2ª magnitud), que en ángulos opuestos completan el rectángulo de Orión. Rigel (β Orionis), la más brillante de la constelación, es una estrella azul supergigante 120,000 veces más luminosa que el sol, a una distancia estimada en 860 años-luz. Su nombre en árabe significa “pie”. Betelgeuse (α Orionis), es una de las mayores supergigantes rojas conocidas de nuestra galaxia, con un diámetro 800 veces más que el sol y situada a 429 años-luz. Su nombre árabe, Ibṭ al-Jauzā, se traduce por “la axila del gigante”. Las siguientes estrellas son de 2da magnitud: Bellatrix (γ Orionis) “la guerreadora’’ en latín, distante 243 años-luz, ocupa la esquina NO del rectángulo y Saiph (κ Orionis), “la espada” en árabe, ubicada en la esquina SE, dista 725 años-luz. Las estrellas Mintaka, Alnilam y Alnitak (δ, ε, ζ Orionis, respectivamente), popularmente denominadas ‘’Las Tres Marías’’, están en fila en el Cinto, o centro de Orión. Son estrellas muy luminosas aunque lejanas; se encuentran a 919, 1359 y 826 años-luz respectivamente, aunque parecen juntas y alineadas por la perspectiva en que las vemos desde nuestra posición en la Galaxia. |
Del Cinto hacia el sur parecen colgar otras tres estrellas de menor magnitud, siendo la central (M42) la “Gran Nebulosa de Orión’’, de aspecto difuso, visible como una pequeña mancha fácil de observar en binoculares y mejor con telescopios, que auxiliados con fotografías de larga exposición hacen más esplendorosa su presencia. Esta nebulosa, situada a unos 1,500 años-luz es un nido o crisol de estrellas nacientes envueltas por gases fluorescentes.
En efecto, Orión está cuajado de estrellas recién nacidas, (hace unos pocos millones de años), y otras nuevas en formación que en gran multitud que se revelan en las fotos de larga exposición. Todo el conjunto está inmerso en una inmensa nube interestelar de gases primigenios, con varios puntos de condensación donde se destacan conjuntos estelares diversos como la Gran Nebulosa de Orión y la llamada “Cabeza de Caballo”. La Gran Nebulosa de Orion, (Messier 42) es como un nido incubador de estrellas envueltas por gases multicolores que parecen una fantasmagórica caverna rodeada de estrellas recien nacidas.
Junto a la Gran Nebulosa se anexa M43, una nebulosa de menor tamaño, y a la izquierda se destaca NGC 1977, una polvorienta y azulada nebulosa de reflexión, entre otras menores. Estas llamativas nebulosas están situadas en el borde de un gigantesco complejo de nubes moleculares. Representan sólo una pequeña parte de la profusión de materia interestelar esparcido el vecindario galáctico.
La “Cabeza de Caballo’’, (Horse Head), es una masa caótica que se proyecta como un nube de gas frío, muy oscura por contener denso polvo cósmico, sobresaliendo tras el resplandor de las estrellas situadas más atrás Se encuentra a 1,600 años-luz. Su vecina, IC 218, (esquina inferior izquierda), es una nebulosa azulada que refleja la luz de una estrella que se encuentra en medio de ella.
Otra interesante nebulosa en Orión es la llamada “Llamarada’, (Flame Nebula, o NGC 2024), que emite radiación ultravioleta. A simple vista parece una estrella difusa de segunda magnitud, vecina a Alnitak (ζ Orionis). Se encuentra a 1,350 años-luz, formada por varias agrupaciones de varios centenares de estrella jóvenes, que como las anteriores son parte del llamado Complejo Molecular de Orión.
El Complejo Molecular de Orión, es una gigantesca nube de gases que envuelve a la entera constelación, (detectada en fotografías de alta resolución), donde se destaca el llamado Arco de Barnard, semicírculo luminoso que encierra el Cinto de Orión y las nebulosas atrás descritas, hasta la estrella Rigel, (esquina inferior derecha), La luz de esta estrella es reflejada por la vecina y alargada nebulosidad llamada “la Cabeza de la Bruja”, (“the Witch Head Nebula”), restos de la explosión de una antigua estrella nova. (Ver la constelación de Eridano).
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VIA LACTEA
La Vía Láctea brillando sobre Santiago de Compostela en Galicia, fue desde los antiguos tiempos la guía nocturna de la histórica peregrinación anual a dicho lugar, razón por la cual también se la conoce como el Camino de Santiago. (sientegalicia.com)
Óleo sobre lienzo del maestro renacentista Jacopo Tintoretto, pintado entre 1575 y 1580. La obra se exhibe en la National Gallery, London.
Según la mitología clásica, la Vía Láctea es la leche de la diosa Hera (Juno), tan fuertemente succionada por Heracles (Hércules) infante, que se esparció por el cielo como una alargada banda blanquecina.
Heracles era hijo de Zeus (Júpiter) y Alcmena, una reina mortal seducida por Zeus, rey del Olimpo, quien aprovechó que Hera (Juno) estaba dormida para acercar al niño que Zeus sostuvo mientras este se amamantaba de la lecha de quien no era su madre. Imágenes de nuestra Galaxia, vista de perfil para un observador situado fuera de ella, donde se puede observar su núcleo abombado. (Quora.com).
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Nuestra Galaxia es un vasto sistema estelar, a manera de extensión circular en forma de disco, ligeramente ensanchado hacia su centro, compuesta por unas 200 mil millones de estrellas, una de las cuales es nuestro sol, comparativamente por cierto de un tamaño y brillo reales relativamente modestos.
La Vía láctea no es sino la proyección de millones de estrellas lejanas, según las vemos como una banda blanquecina que circunda la esfera celeste, cuando miramos en dirección hacia la periferia de la Galaxia desde la posición interna donde nos encontramos. Imagen de nuestra Galaxia, tal como se vería desde afuera, en dirección perpendicular a su plano. Presenta un núcleo alargado y compacto, formado por las más antiguas estrellas, del cual se desprenden varios ramales en forma espiral, en uno de los cuales está ubicado nuestro sol, a la distancia de 26,000 años-luz del centro del sistema. Los ramales están cuajados de estrellas más jóvenes y en formación, entre nubes de gases y polvo cósmico, ingredientes indispensables para la formación de futuras estrellas.
En el Mapa Estelar de Marzo el trayecto de la Vía Láctea es del horizonte Noroeste (NO) al Sur (S), cruzando entre las constelaciones sucesivas de Perseo, Cochero, Gemelos, Orión, Can Mayor, Popa, Vela y Carena.
Su paso por estas constelaciones es menos evidente que el correspondiente a los meses de invierno, pero no del todo inadvertido si se le observa lejos de las luces de la ciudad y en lugares despejados y noches sin luna. |