Apariencias y Realidades
Estas agrupaciones se presentan en los mapas estelares antiguos como figuras o dibujos geométricos para su más fácil identificación. Están ilustradas con orientación hacia el norte y sus figuras son históricamente permanentes, aunque sus estrellas se mueven en el espacio y están tan lejanas y separadas entre sí que, no obstante el transcurso de los siglos, nos parecen fijas engastadas en la esfera celeste, a diferencia del sol, la luna y los planetas, tan inmediatamente cercanos que podemos advertir su movimiento por las constelaciones zodiacales entre las que se desplazan en periodos tan cortos, como días o semanas.
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Desde nuestra posición y tiempo en que vivimos configuramos las constelaciones y sus estrellas como si estuvieran “fijas” y engastadas en la esfera celeste, ilusión finita del espacio abierto y profundo del cosmos. En efecto, las estrellas se encuentran en el espacio a diferentes distancias entre ellas y en relación a nuestra propia estrella, el Sol. Si cambiáramos de posición en la Galaxia, de la cual formamos parte, las estrellas estarían de otra manera dispuestas y configuradas, brillando con diferentes magnitudes, tanto más cuanto más lejano nos internemos en las profundidades del espacio galáctico.
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Entre más lejanas estén las estrellas de una misma constelación, mayores diferencias tendrá el aspecto del cielo observado desde un hipotéticos planeta de las mismas. Por ejemplo: Sirio del Can Mayor, la más brillante estrella en nuestro cielo, (a 8.6 años luz de distancia), observado desde la vecina Rigel (a 777 a-l), sería una estrellita insignificante perdida junto con el sol en dirección a la constelación de Ofiuco y esta última a su vez, vista de Canopus (a 314 a-l) seguiría siendo brillante pero desplazada a la constelación de Lira.
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Historia de las Constelaciones
La observación de las constelaciones, al igual que las estrellas que las configuran, es tan antigua como la civilización. Cada pueblo o cada lengua agrupaban a las estrellas de manera independiente, asociadas a figuras o personajes alegóricos con sus respectivas leyendas. Algunas de estas agrupaciones son tan antiguas como las culturas mesopotámicas y egipcias.
Claudio Tolomeo, astrónomo de Alejandría en el siglo II d.C., catalogó y describió 48 constelaciones en su obra el Almagesto, basado en el catálogo de estrellas de su predecesor Hiparco de Rodas. Almagesto es el nombre árabe del tratado astronómico Hè megalè syntaxis, (“composición matemática”’, en español), que significó la mayor y más consultada referencia astronómica de la que dispuso la ciencia por los siguientes 1400 años. En el trascurso de los siglos siguientes, especialmente en la época de las exploraciones en los mares del sur, a partir del siglo XV, se incluyeron algunas constelaciones menos extensas, o poco brillantes. |
Fueron bautizadas y cartografiadas al capricho de los astrónomos y las novedades o invenciones de la época, en especial aquellas del hemisferio sur poco vistas, o totalmente invisibles en los cielos de Europa (Microscopio, Grulla, Tucán, Escultor, Indio. Hornillo, Reloj, Retículo, Camaleón, Ave del Paraíso, etc.), incluyendo la Cruz del Sur que se encuentra siempre debajo del horizonte para aquellos observadores situados al norte de la latitud 30º Norte.
A la lista de constelaciones también se agregaron otras tantas, nombradas para halagar a monarcas y personajes famosos, (El Arpa de Jorge, La Encina de Carlos, el Toro de Poniatowski, el Cetro de Brandeburgo, etc), tantas que la Unión Astronómica Internacional en 1922 oficializó con sus nombres en latín únicamente 88 constelaciones, entre las que figuran algunas más antiguas y destacadas, como Dragón, Osa Mayor, Hidra, Hércules, Escorpión, etc., hasta otras menos brillantes e inconspicuas (Sextante, Flecha, Zorra, Lagarto, Dorado, etc.). Gracias a nuestra posición latitudinal cerca del ecuador terrestre gozamos en Nicaragua el privilegio de observar casi todas ellas, con la excepción de Octante, situada en el polo sur celeste y otras más pequeñas que la circunscriben como Camaleón, Ave del Paraíso y Mesa situadas a ras del horizonte sur, por donde asoman por breve tiempo. |
Dos imágenes de la constelación de Orión.
1. Fotografía a color de la constelación, con estrellas telescópicas en el trasfondo. (astromadness.co.uk) 2. Grabado de Uranometría de Bayer (1603), inspirado en la mitología clásica. (U.S. Naval Observatory Library) |
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Las culturas indígenas del continente americano tuvieron, (y aún conservan), representaciones estelares en sus respectivas lenguas y creencias míticas, tales como los antiguos mayas, incas y aztecas, al igual que los actuales indígenas del suroeste de los Estados Unidos, o del Amazonas.
En la lengua náhuatl, que hablaban tanto los aztecas como los nicaraos que poblaron el istmo de Rivas y otros grupos nahuatlatos en Managua y Chinandega, encontramos nombres de constelaciones con el prefijo Citlalli, que significa estrella. Como ejemplos citamos las siguientes: Citlatianquixtli “el mercado”, (Las Pléyades); Citlalcólotl “el Escorpión”; Citlaltachtli “la cancha del juego de pelota”, (Los Gemelos); Citlatlmamahuaztli “las astillas para sacar fuego”, (Casiopea); Citlalozomatli “el mono”; Citlalcóatl “la serpiente”, etc. |
Un asterismo llamativo y comúnmente observado en las noches de verano son las Pléyades, antes citadas. Son mencionadas en la Biblia, La Odisea, el Popol Vuh, etc. Se localizan en la constelación del Toro. El nombre significa en griego “estrellas para navegar”, pues aparecían en los cielos mediterráneos en la época de los vientos favorables para la navegación. En nuestra lengua vernácula son llamadas “Siete Cabritas”, aunque una vista normal sólo alcanza a contar seis. Entre las culturas indígenas este grupito tiene sus propios nombres, como Pupuwita, “las estrellas guías” en miskito; Kalpas, “la huella del pie” de los mayangnas y Karru en la antigua lengua ulúa-matagalpa.
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Un viejo refrán popular contaba al respecto:
Cuatro son las Tres Marías, Cinco los Cuatro Elementos, Ocho las Siete que brillan, Once los Diez Mandamientos. Por otra parte, los llamados “Ojitos de Santa Lucia” son un par de estrellas de 4ª magnitud muy cercanas entre si, junto a la estrella Aldebarán del Toro. Forman parte del grupo denominado Híades. Aldebarán en árabe ‘significa “la seguidora” (de las Pléyades). |
Las Pléyades cubren un espacio equivalente a dos lunas llenas. Son mucho más estrellas cuando vistas con binoculares y telescopios. (Sky and Telescope).
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Las Constelaciones Zodiacales
Los astrónomos de la antigüedad, caldeos, egipcios, griegos, etc., lograron ubicar doce constelaciones que en forma consecutiva ocupaban una banda estelar conocida desde lejanos tiempos con el Zodíaco, porque ocho de estas figuras corresponden a nombres de animales, naturales y ficticios. En el centro, a lo largo de esta banda, pasa la eclíptica, proyección en el cielo de la órbita de la Tierra alrededor del sol, cuyo plano está inclinado 23º 27’ del ecuador celeste.
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Las constelaciones zodiacales se encuentran a lo largo de la proyección de la órbita de la Tierra en su curso alrededor del sol en la esfera celeste, el cual aparenta desplazarse mes a mes de una agrupación a la siguiente.
En el dibujo de abajo, entre Agosto y Septiembre, la constelación de León se encuentra en conjunción con el Sol, debido a la `posición opuesta de la Tierra en su órbita alrededor del Sol. |
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Inclinación de la Eclíptica en relación con el Ecuador Celeste y su orientación en la esfera celeste para un observador situado a 40º de latitud norte.
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El Zodíaco está dividido a lo largo de la eclíptica en doce espacios de 30º de longitud llamados “signos”, cada uno ocupado por una determinada constelación. Hace 2,000 años, a cada signo correspondía la constelación del mismo nombre, pero a causa de un movimiento cónico del eje de la Tierra llamado precesión de los equinoccios, completado cada 27,780 años, ese orden está desfasado en la actualidad, de tal manera que el signo de Aries, por ejemplo, se encuentra hoy ocupado por la constelación precedente (Peces) y así con los siguientes signos.
Los astrólogos en sus horóscopos y predicciones siguen con el sistema antiguo, de tal manera que, siguiendo el ejemplo anterior, el sol se proyecta en el signo de Aries entre el 21 de Marzo y el 19 de abril, que está ocupado por la constelación de Peces en el cielo de hoy en día. De todos modos, esto no tiene ningún efecto, científicamente hablado, sobre la supuesta influencia del signo en la vida de los que nacen o nacieron entre ambas fechas.
Los astrólogos en sus horóscopos y predicciones siguen con el sistema antiguo, de tal manera que, siguiendo el ejemplo anterior, el sol se proyecta en el signo de Aries entre el 21 de Marzo y el 19 de abril, que está ocupado por la constelación de Peces en el cielo de hoy en día. De todos modos, esto no tiene ningún efecto, científicamente hablado, sobre la supuesta influencia del signo en la vida de los que nacen o nacieron entre ambas fechas.
Mapas y figuras estelares
En los mapas estelares cada constelación está enmarcada en espacios definidos por límites geométricos, trazados en sentido de norte a sur y de oeste a este. Los espacios encierran estrellas desde las más brillantes hasta las más débiles, de las más cercanas a las más lejanas, según son vistas desde la Tierra, (y por ende en cualquier lugar del sistema planetario).
Para facilitar su observación, es común en los mapas estelares enlazar con líneas imaginarias las principales o más brillantes estrellas en figuras llamadas asterismos y no esperar necesariamente que las constelaciones presenten alguna similitud con los nombres a ellas aplicadas, salvo en algunos pocos casos como la Cruz del Sur, Escorpión y el Triángulo Austral. Figura completa de la constelación Osa Mayor, más conocida por el asterismo que forman las siete estrellas brillantes situadas en las ancas y la cola, excesivamente alargada, del animal. (Iustración con Stellarium).
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Estas figuras imaginarias y sus nombres varían de una cultura a otra según la imaginación de sus pueblos. En la Nicaragua rural, por ejemplo, se conoce a Orión como “El Arado” y las Pléyades, como “Siete Cabritas”. La Osa Mayor es para los angloparlantes la “Big Dipper”, traducido como el “Gran Cucharón”.
Las Híades con Aldebarán del Toro simulan el pequeño cráneo de un ciervo, suspendido de la piel, tendida entre las estrellas de Orión en un extremo y el grupo de las Pléyades en el otro. El conjunto es llamado “El Cuerito de Venado” por nuestros campesinos.
Esta imagen está orientada cuando ambas constelaciones bajan por el occidente, con las Pléyades, próximas al horizonte en las primeras horas de la noche de Abril. |
Dibujo y diagrama de la constelación de Sagitario y su asterismo llamado “la cafetera”.
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Por lo general, las constelaciones de la esfera celeste son todas visibles sobre el horizonte únicamente en el ecuador terrestre. Los países tropicales pueden observar casi la totalidad de ellas, pero a medida que el observador se interna en el hemisferio terrestre donde habita, el número de constelaciones situadas en el hemisferio opuesto dejan de ser visibles. A manera de ejemplo, la Osa Mayor es circumpolar (siempre visible) en el norte de Estados Unidos y los países de Europa, donde por otra parte es imposible observar la Cruz del Sur. A la inversa, esta constelación es circumpolar al sur de Argentina, pero no la Osa Mayor cuya presencia esta siempre debajo del horizonte en ese país austral.
Posiciones de la Osa Mayor durante las cuatro estaciones del año, describiendo un círculo completo sobre el horizonte alrededor de la Estrella Polar, vista como constelación circumpolar al partir de la latitud 40º al Norte. En el otro hemisferio brilla la Cruz del Sur que es circumpolar a partir de la latitud 35º al Sur.
Constelaciones del mes de Abril (una selección)
Hemos seleccionado para Abril tres constelaciones: Osa Mayor, Osa Menor, el Boyero, los Lebreles y la Cabellera de Berenice, las cuales se observan en el sector Norte y Este-Noreste del mapa de este mes.
OSA MAYOR (Ursus Major)
Ilustración del Atlas Celeste “Uranografía’’ de Johannes Hevelius, 1690.
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Esta constelación es la más sobresaliente del hemisferio boreal, visible en su circuito de noreste a noroeste en las tempranas horas de la noche entre los meses de Marzo y Septiembre en nuestra latitud tropical y todas las noches del año en el norte de los Estados Unidos y Europa, donde su curso es circumpolar.
Diversas culturas antiguas y modernas, hacen referencia a esta conspicua constelación, que atrae la atención por sus destacadas estrellas y configuración. Las cuatro estrellas delanteras forman un cuadrilátero interpretado como un carruaje tirado por las tres estrellas traseras, con la salvedad que debido al movimiento de rotación de la esfera celeste el carruaje va adelante de los animales de tiro. De ahí resulta también el bíblico nombre de “Carro de David”, el ‘’Charles’s Wain’’ de los ingleses. Otros imaginaban el conjunto como integrado por siete bueyes, de donde deriva la palabra Septentrión, como sinónimo de norte, dirección donde la constelación es observada. En la cultura popular inglesa la constelación es denominada “Big Dipper”, equivalente a gran “cuchara sopera”, donde las tres últimas estrellas forman el mango. La “cuchara’’ está orientada según la posición de las estrellas, cuando estas se encuentran “debajo” de la estrella Polar, según se la observa en las latitudes boreales. En Nicaragua el circuito se reduce a 180º pues el centro de rotación, (la Estrella Polar), se encuentra próximo al horizonte norte. |
Según la mitología griega, la constelación representa a Callixto, una ninfa seducida por Zeus (Júpiter), convertida en una osa por la celosa Hera, (Juno), esposa de Zeus. De esa unión nació Arkas, quien en su juventud se había convertido en experto cazador. Un día Arkas descubrió a la osa y sin saber que era su madre alistó una flecha. Zeus, para evitar el matricidio, convirtió a Arkas en un osezno y puso a ambos en cielo como dos constelaciones: la Osa Mayor y la Osa Menor.
La constelación de la Osa Mayor se extiende más al sur y al oeste del asterismo que forman sus siete más brillantes estrellas. Comprende además de unas 200 estrellas de 3ª, 4ª, 5ª y 6ª magnitud, incluyendo a Muscida en el hocico de la figura y las parejas llamadas Alulas, Tanias y Thalithas que conforman las patas. En el mapa el norte es hacia arriba. La posición inversa es tal como la vemos en el trópico.
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Cinco de la estrellas principales, Merak, Phecda, Megrez, Alioth y Mizar, cuyas distancias en años/luz son 79, 84, 81, 82, 78 respectivamente, forman una asociación, posiblemente de origen común, donde estas estrellas se mueven paralelamente en el espacio en dirección noreste; en cambio las otras dos, situadas en ambos extremos: Dubhe (124 a-l) y Alkaid (101 a-l), son independientes y se desplazan en dirección opuesta. Estos movimientos terminarán deformando la actual configuración en el transcurso de próximos milenios.
Junto a Mizar de 2ª magnitud, se encuentra Alcor (80 Ursae Majoris) de 4ª magnitud, próximas visualmente entre sí, separadas por escasos 12’ de arco, (equivalente a un tercio del diámetro del disco lunar). Distinguirlas separadamente a simple vista es una prueba de la agudeza visual entre los observadores. Ambas se encuentran a unos 78 años-luz y constituyen una pareja doble óptica por razones de perspectiva. Sin embargo, con un moderado telescopio se puede desdoblar Mizar en dos componentes, (Mizar A y Mizar B), un verdadero sistema binario donde ambas estrellas están ligadas gravitacionalmente y describen una órbita que completan cada cinco mil años.
Junto a Mizar de 2ª magnitud, se encuentra Alcor (80 Ursae Majoris) de 4ª magnitud, próximas visualmente entre sí, separadas por escasos 12’ de arco, (equivalente a un tercio del diámetro del disco lunar). Distinguirlas separadamente a simple vista es una prueba de la agudeza visual entre los observadores. Ambas se encuentran a unos 78 años-luz y constituyen una pareja doble óptica por razones de perspectiva. Sin embargo, con un moderado telescopio se puede desdoblar Mizar en dos componentes, (Mizar A y Mizar B), un verdadero sistema binario donde ambas estrellas están ligadas gravitacionalmente y describen una órbita que completan cada cinco mil años.
En la Osa Mayor se encuentra M97, la Nebulosa del Búho, producto de la enorme expansión de la atmósfera de una estrella agonizante, que ocupa su centro, situada a 3,000 años-luz. Es de 11ª magnitud, cerca de Merak, visible con instrumentos de mediana potencial.
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También existen algunas lejanas galaxias, catalogadas Messier 81 y Messier 82; la primera tiene forma espiral y es de tamaño comparable a nuestra Galaxia. La segunda, también conocida como ‘‘Galaxia Cigarro’’, se presenta de perfil, en parte deformada por la fuerza gravitatoria de su vecina. Ambas se encuentran a unos 12 millones de años-luz y pueden ser discernibles con telescopios de moderado aumento sobre la prolongación de la diagonal Phecda-Dubhe. (distant light).
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Messier 101 es una espectacular galaxia espiral vista de frente, con un núcleo compacto de estrellas viejas en el centro, de donde se desprenden brillantes ramales que contienen estrellas nuevas, numerosas nebulosas y cúmulos estelares. Se encuentra a 21 millones de años-luz y se localiza al norte del extremo de la cola de la Osa Mayor, como una estrella de 8ª magnitud, fácil de distinguir con telescopios de moderado aumento.
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OSA MENOR (Ursus Minor)
Esta constelación se localiza siempre próxima al horizonte norte y ubica debajo de la Osa Mayor cuando esta alcanza su máxima altura al cruzar el meridiano.
Las dos estrellas delanteras de la Osa Mayor,(llamadas “apuntadoras”), permiten localizar a la estrella Polar (Polaris) situada en el extremo de la cola de la Osa Menor. (EarthSky.org).
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Mapa invertido de la constelación de la Osa Menor. Solamente las tres estrellas más próximas a Polaris son de eterna visibilidad, (circumpolares,) en la latitud de Managua. (Világbiztonsag.hu).
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Rotación del eje de la tierra apuntando a la estrella Polar, (centro de la imagen). Fotografía con exposición que permite observar la rotación de la esfera celeste, mirando hacia el norte, y el movimiento aparente de las estrellas vecinas en torno a la Polar.
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Al igual que la Osa Mayor, esta constelación presenta siete estrellas formando un grupo menos compacto y brillante que su compañera, salvo la Estrella Polar o Polaris, (α Ursae Minoris); Kochab (ß Ursae Minoris) y Pherkad, (γ Ursae Minoris). Las dos primeras son de 2ª magnitud; la tercera de 3ª y las cuatro restantes de 4ª magnitud. El menor brillo, la posición de estas últimas y su proximidad al horizonte dificultan su observación.
Polaris permanece inmóvil por encontrarse en el extremo del eje de la Tierra y siempre a la misma altura sobre el horizonte: De hecho, esta altitud es similar a la latitud geográfica del lugar donde se observa: (11º frontera sur). (12º Managua-Bluefields); (13º Estelí-Matagalpa-Jinotega); (14º Jalapa-Puerto Cabezas); (15º Waspán- Rio Coco).
La Estrella Polar, cuyo antiguo nombre griego era Cinosura, (“la cola del perro”), es visible únicamente en el hemisferio norte. Sirvió de guía y orientación a los antiguos navegantes, (que la llamaron Stella Maris), como lo sigue siendo actualmente para los observadores del cielo tratando de orientarse en la noche.
Debido al movimiento de precesión de los equinoccios, el eje de la Tierra describe un círculo de 47º de diámetro que completa cada 26,000 años. La estrella Polar actualmente se encuentra a 45’ (3/4 de un grado) del propio Polo Celeste, distancia que se reducirá el mínimo (1/2 grado), a principios del siglo XXII). A partir de entonces el eje se desplazará en su círculo y la Estrella Polar no volverá a ser considerada como tal sino hasta 260 siglos después. La magnitud actual de Polaris es 1.97 con una pequeña variabilidad. Resulta ser la estrella número 48 entre las más brillantes del firmamento, no obstante su distancia de 433 años-luz.
Polaris permanece inmóvil por encontrarse en el extremo del eje de la Tierra y siempre a la misma altura sobre el horizonte: De hecho, esta altitud es similar a la latitud geográfica del lugar donde se observa: (11º frontera sur). (12º Managua-Bluefields); (13º Estelí-Matagalpa-Jinotega); (14º Jalapa-Puerto Cabezas); (15º Waspán- Rio Coco).
La Estrella Polar, cuyo antiguo nombre griego era Cinosura, (“la cola del perro”), es visible únicamente en el hemisferio norte. Sirvió de guía y orientación a los antiguos navegantes, (que la llamaron Stella Maris), como lo sigue siendo actualmente para los observadores del cielo tratando de orientarse en la noche.
Debido al movimiento de precesión de los equinoccios, el eje de la Tierra describe un círculo de 47º de diámetro que completa cada 26,000 años. La estrella Polar actualmente se encuentra a 45’ (3/4 de un grado) del propio Polo Celeste, distancia que se reducirá el mínimo (1/2 grado), a principios del siglo XXII). A partir de entonces el eje se desplazará en su círculo y la Estrella Polar no volverá a ser considerada como tal sino hasta 260 siglos después. La magnitud actual de Polaris es 1.97 con una pequeña variabilidad. Resulta ser la estrella número 48 entre las más brillantes del firmamento, no obstante su distancia de 433 años-luz.
BOYERO (Bootes)
El Boyero representaba inicialmente al “guardián de los siete bueyes” (septentrio – onis), que se traduce por septem, siete y onis buey. En la época del Imperio Romano, se denominaba Septentrium (siete bueyes), a las siete estrellas que conforman la constelación hoy llamada Osa Mayor, de donde derivó la palabra “septentrión” como sinónimo de Norte, en referencia a dicha constelación que se localiza en la dirección del punto cardinal norte.
De la misma manera, su estrella más brillante es Arcturo (Arcturus), deriva de arktos, osa, y oura, cola. En sentido amplio, “la que va detrás de la cola de la Osa”, es decir: “el guardián de la osa”.
De la misma manera, su estrella más brillante es Arcturo (Arcturus), deriva de arktos, osa, y oura, cola. En sentido amplio, “la que va detrás de la cola de la Osa”, es decir: “el guardián de la osa”.
También con la palabra αρκτος fue bautizado el Océano Ártico donde la estrella Polar, (alpha Ursae Minoris), brilla en el cenit y alredor de la cual describen su curso todas las estrellas del Hemisferio Norte, siguiendo órbitas paralelas al horizonte.
Arcturo (α Bootis) es mencionada en la antigüedad y citada en la Biblia y por los poetas Hesíodo y Aratos. Es la más brillante estrella del hemisferio norte (magnitud -0.04), la tercera después de Sirio, Canopo y Alfa del Centauro. Es una gigante anaranjada con un diámetro 25 veces mayor que el sol. Se encuentra a unos 37 años-luz y se desplaza velozmente en el espacio a 122 km por segundo. Tiene como vecina en el cielo y en el espacio a la estrella Muphrid.
Arcturo (α Bootis) es mencionada en la antigüedad y citada en la Biblia y por los poetas Hesíodo y Aratos. Es la más brillante estrella del hemisferio norte (magnitud -0.04), la tercera después de Sirio, Canopo y Alfa del Centauro. Es una gigante anaranjada con un diámetro 25 veces mayor que el sol. Se encuentra a unos 37 años-luz y se desplaza velozmente en el espacio a 122 km por segundo. Tiene como vecina en el cielo y en el espacio a la estrella Muphrid.
Vecinas al Boyero se encuentran dos constelaciones más pequeñas: los Lebreles (Canes Venatici) y la Cabellera de Berenice (Coma Berenices).
Los Lebreles se localizan entre Arcturo y la Osa Mayor. Fue establecida por Johannes Hevelius en su Atlas Estelar de 1690, representando a los dos perros de caza del Boyero, llamados Asterion y Chara. Entre sus dos más brillante estrellas, de 3ª magnitud, se destaca Cor Caroli (α Canum Venaticorum), ‘’el corazón de Carlos”, así nombrada por el astrónomo Edmund Halley en 1725, en honor al rey Carlos III de Inglaterra.
Los Lebreles se localizan entre Arcturo y la Osa Mayor. Fue establecida por Johannes Hevelius en su Atlas Estelar de 1690, representando a los dos perros de caza del Boyero, llamados Asterion y Chara. Entre sus dos más brillante estrellas, de 3ª magnitud, se destaca Cor Caroli (α Canum Venaticorum), ‘’el corazón de Carlos”, así nombrada por el astrónomo Edmund Halley en 1725, en honor al rey Carlos III de Inglaterra.
Mapa de la constelación de los Lebreles.
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Entre los objetos lejanos de esta constelación se encuentra Messier 3, cúmulo globular de 6.3 magnitud en el límite de visibilidad a simple vista, aunque discernible con binoculares o telescopios de moderado aumento. Se encuentra a 33,000 años-luz y agrupa cerca de medio millón de estrellas.
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La galaxia espiral Remolino, (Whirlpool Galaxy), o Messier 51, es uno de los objetos lejanos más notables del cosmos; fácil de localizar con buenos binoculares y telescopios al sur de la estrella Alkaid, de la Osa Mayor. Es parte de la constelación Lebreles y se encuentra a 31 millones de años-luz.
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La Cabellera de Berenice (Coma Berenices) está formada por 3 estrellas: (alfa, beta y gamma), de 4ª magnitud dispuestas en triángulo, más unas 40 estrellas dispersas de 5ª y 6ª magnitud.
La historia de esta pequeña constelación está asociada con la reina Berenice II de Egipto, esposa de Ptolomeo III Euergetes, en guerra con un pueblo vecino en Siria en el año 245 aC. Temiendo por la vida del rey, Berenice decidió sacrificar su bella cabellera para ofrendarla a la diosa Afrodita (Venus). Al regresar Ptolomeo victorioso se sorprendió de ver a su esposa sin sus largos cabellos y montó en cólera. El astrónomo de la corte, Conon de Samos, calmó los ánimos del rey asegurándole que Artemisa quedó tan complacida con la ofrenda que transformó la cabellera en un reguero de estrellas, que fueran señaladas por Conon al Rey como una nueva constelación, lo cual complació al rey que se dio más que satisfecho.
La historia de esta pequeña constelación está asociada con la reina Berenice II de Egipto, esposa de Ptolomeo III Euergetes, en guerra con un pueblo vecino en Siria en el año 245 aC. Temiendo por la vida del rey, Berenice decidió sacrificar su bella cabellera para ofrendarla a la diosa Afrodita (Venus). Al regresar Ptolomeo victorioso se sorprendió de ver a su esposa sin sus largos cabellos y montó en cólera. El astrónomo de la corte, Conon de Samos, calmó los ánimos del rey asegurándole que Artemisa quedó tan complacida con la ofrenda que transformó la cabellera en un reguero de estrellas, que fueran señaladas por Conon al Rey como una nueva constelación, lo cual complació al rey que se dio más que satisfecho.
Esta constelación se encuentra en dirección al polo norte de nuestra Galaxia, donde la vista se expande al infinito sin mayores obstáculos visuales, ofreciendo la oportunidad de observar una gran cantidad de lejanas galaxias que se encuentran más allá de las estrellas de la constelación y desbordan sobre la Virgen, constelación vecina situada al sur de Berenice.
Forman parte de una gran agrupación de galaxias, la mayoría espirales, estimadas en unas 2,000, colectivamente llamada el Virgo Cluster (el Cúmulo de Virgen), parte de las cuales quedan dentro de los límites de la constelación de Berenice, a distancias entre 55 y 60 millones de años-luz y magnitudes entre la 10a y 11a, fácilmente discernibles con telescopios de mediana potencia. Mapa de la constelación Cabellera de Berenice, reguero de estrellas al sur de la estrella gamma, junto con varios objetos Messier (M), que en realidad constituyen lejanísimas galaxias.
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Galería de algunas galaxias Messier incluidas
en el mapa de la constelación de Berenice
en el mapa de la constelación de Berenice